Zapatos por sorpresa

Autor: Mario Caicedo Rubio - 24/08/2018

Cuando tenía cerca de 12 años, me encontré un reloj. Me sentí muy feliz hasta que días después intuí quién podría ser su dueño. Aún así, decidí conservarlo. No recuerdo que pasó con él. Lo habré perdido seguramente. Sin embargo, ese sentimiento de culpa me hizo comprender lo que tendría que haber hecho Y NO HICE.

 

Un día haciendo fila en la cafetería de la Universidad, entre cuadernos y libros observé que no llevaba el billete de 5.000 pesos colombianos, (2 euros aprox.) que tenía instantes antes en mis manos. Dirigí mi mirada al suelo y ¡Voilà! Ahí estaban. Por cortesía o por educación, LE PREGUNTÉ A LA CHICA que estaba detrás mío si eran de ella. ME DIJO QUE SÍ. Recogí el billete, se lo entregué y me salí de la fila. Recuerdo no sentir rabia ni resentimiento. Seguramente ella necesitaba del dinero más que yo.

 

Honestidad. Qué bonito es ser honesto. Los que se quedan con cosas o dinero que no les corresponde, ¿sentirán lo mismo que yo sentí con el suceso del reloj? ¿Qué habría pensado la chica después de verme salir de la fila?

Aprendemos de nuestras experiencias. Al César lo que es del César.

 

En Corazón de Melocotón y en Corazón de Bruja he dibujado en una bella y entretenida historia, muchas anécdotas MUY CONSTRUCTIVAS que me han sucedido a mí y a varias personas de mi entorno. TODAS me han servido para LABRAR mi presente y perfilar MI FUTURO. El futuro que deseo para MÍ.

 

En estas fábulas encontrarás ¡¡MUCHAS MOLALEJAS!! Vívelas. Si funcionan para mí, FUNCIONAN PARA TÍ.

 

Disfruta de UNA DE MIS ANÉCDOTAS en el siguiente VÍDEO:

 

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